En vez de una batalla en la que perder o ganar, podemos darle otra perspectiva y verla como un trabajo que podemos desempeñar. Al contrario que en la batalla, convivir con la depresión puede ser un proceso de acompañamiento, trabajo y aprendizaje.
La depresión se caracteriza por un sentimiento de tristeza constante, la alteración del sueño o del apetito, una pérdida de interés por actividades, aislamiento, un déficit de concentración o cansancio, entre otros síntomas prolongados en el tiempo. Sin embargo, la depresión también puede ser una sonrisa, una carcajada, una reunión con amigos, un logro académico o un beso a un ser querido.
Debido a la naturaleza individual y única de este trastorno, se puede esconder tras diversas máscaras.
A pesar de poder mantener algunos aspectos en el día a día, como puede ser una sonrisa, alguien puede estar pasando por un momento muy complicado. Siempre hay que observar a la persona como un conjunto.
La depresión no es un signo de debilidad o mera falta de motivación. Se trata de un trastorno emocional y físico, desde la neurobiología se pueden observar las notables diferencias que hay entre un cerebro con síntomas de depresión y otro que no la presenta. Esto hace que sea necesario un tratamiento y una atención especializada.
La depresión puede hacerte sentir que consume tu vida, por ello, si sientes que tú o alguien de tu entorno puede estar pasando por un momento difícil, pide ayuda.
Por Paula Gómez Villalvilla
Psicóloga especialista en psicología infantojuvenil y adopción